El Dr. Juan Portocarrero Hidalgo ha presentado públicamente su nueva obra “La historia de una lucha gremial en defensa del C.A.L. – testimonio de vida “. No se trata de una publicación cualquiera, se trata de un pasaje de su vida profesional allá por el año 1974, cuando formaba parte de la junta directiva del Colegio de Abogado de Lima, que tenía como decano al distinguido y reconocido jurista Don Juan Vicente Ugarte del Pino.
Esta vivencia personal, se funde con mis propias vivencias, y es uno de los episodios de mayor recordación para el suscrito, incluso se los transmito a mis alumnos. Yo contaba en ese entonces con 8 años de edad y podía reconocer en mi padre una tenacidad y un tesón que hasta ahora mantiene y que ha significado para mí, sin lugar a dudas, uno de los mejores ejemplos de defensa de ideales y de entrega gremial que he visto. Valores que, también hay que reconocer, hoy por hoy se han venido perdiendo lamentablemente.
El Dr. Portocarrero Hidalgo, narra de forma clara y con un lenguaje coloquial, el compromiso valiente en defensa de la Democracia y del Estado de Derecho que asumió en su momento el Decano y su junta directiva, así como todos los avatares que pasaron desde que tomaron el histórico acuerdo el 31 de octubre de 1974, de opinar contrariamente al Convenio suscrito con fecha 28 de agosto de ese mismo año, entre el Estado peruano representado por PETROPERU y COFIDE y las firmas japonesas JAPAN PETROLEUM DEVELOPMENT CORPORATION Y JAPAN PERU OIL Ltda., por el cual se renunciaba para efectos judiciales a la legislación peruana.
Estábamos viviendo una dictadura militar y la tribuna jurídica, que hacia frente e imponía respeto frente a los atropellos a la democracia era el Ilustre Colegio de Abogados de Lima. Ello desencadeno no sólo la abrupta captura del Decano, sino también la persecución de los miembros de su directiva; quienes se vieron precisados a afrontando un destino incierto.
Recuerdo claramente la tensión de esos meses acrecentada por la situación familiar que vivíamos luego del terremoto del 09 de octubre que nos obligo a dejar la casa en la cual vivíamos en la Victoria e ir a vivir en la casa aun en construcción de mis padres en Monterrico. Luego vino la persecución sin proceso, las imputaciones, primero por traición a la patria, sancionada con pena de muerte y luego por la que se inicio proceso que fue por el delito contra la libertad de prensa; el proceso mismo, la condena, las capturas en unos casos y en otros las entregas voluntarias y los posteriores traslados a los penales de los directivos y de los abogados que dieron el informe que sirvió de sustento para que la directiva tomara el acuerdo que genero la persecución que narramos.
Muchos fueron los problemas que tuvo que pasar el diputado cuarto, mi padre, para mantener a nuestro bicentenario colegio libre de la dictadura, con la colaboración invalorable del personal administrativo y en su momento de los candidatos al decanato. Entre ellos Don Javier Alva Orlandini y que no obstante la persecución candidateó valientemente al Decanato de la orden.
Nunca olvidare cuando el Dr. Portocarrero salio de casa a reunirse con los integrantes de la Junta Directiva con la voluntad de afrontar el mismo destino, que ya avizoraban los demás colegas que era inevitablemente la cárcel, la desesperación de mi madre la intranquilidad que teníamos el suscrito y mis dos hermanos y cuando el llega al lugar de reunión la respuesta que le dio Guillermo Velaochaga Miranda, ”Juan, a los amigos se les acompaña al cementerio no a la sepultura” . Esta respuesta que luego compartió en casa, hizo que el finalmente, por que así lo quiso el destino, se encontrase al frente del Colegio y lo sacara adelante.
Estas vivencias, me marcaron profundamente y definieron en mí, a temprana edad, mi vocación profesional. Lo que involucra anteponer los nobles ideales de nuestra profesión frente a la adversidad y lo que realmente significa mantenerse firme en el compromiso de defensa de nuestros ideales.
Esto nos hace reflexionar sobre nuestra situación actualmente como país. Hoy luego de años de luchas, podemos decir que gozamos de estabilidad democrática; se ven lejanos los fantasmas de las dictaduras militares y civiles; pero no hay que bajar la guardia. Ahora estamos ante nuevos problemas y por ende ante nuevos retos que debemos afrontar como sociedad y claro esta como abogados desde la tribuna del Ilustre Colegio de Abogados de Lima. La lucha contra la Corrupción , el crimen organizado y la inseguridad ciudadana que se genera a partir del incremento de la delincuencia común y especializada, hacen que la esencia de valores de ese entonces trascienda las vivencias personales del Dr. Juan Portocarrero. Por el contrario nos obliga como hombres de derecho a volver la mirada a esos principios que desde la abogacía debemos mantener incólumes a fin de poder contribuir objetivamente con nuestra sociedad.
La entrega, la lucha constante por los ideales de justicia no son patrimonio de una generación ni de una etapa de nuestra historia, son virtudes que deben de inspirar a los que continuamos con el legado que nos dejan hombres ejemplares como los que integraron esa junta directiva. Mis palabras no son sólo de hijo orgulloso, sino del colega y amigo de quien como profesor universitario me inspira, motiva y alienta con su esfuerzo diario, y que es, a no dudarlo, modelo a seguir de muchos profesionales y estudiantes que ven en él a un profesor San Marquino que ha hecho de la cátedra universitaria el medio idóneo para transmitir sus conocimientos y experiencias, sin ningún tipo de egoísmos.
Mis felicitaciones a mi maestro, el Dr. Juan Portocarrero Hidalgo, por el nuevo reto que afronta presentándose como Candidato al Decanato del Ilustre Colegio de Abogados de Lima; mi saludo cariñoso al padre abnegado, al colega exigente y amigo incondicional. Déjeme decirle Dr. Portocarrero que no sólo ha cumplido con todos los mandamientos del decálogo de Couture; sino que ha ido mas allá al enseñarnos que no obstante las dificultades debemos seguir luchando por nuestros ideales y que mejor que desde la tribuna del Ilustre Colegio de Abogados de Lima.
Finalmente. Dentro del contexto de esos meses tan amargamente dulces, siempre recordare esa anécdota del 24 de diciembre antes de las elecciones del Colegio, que fueron programadas para el 30 de diciembre; cuando nos fuimos los dos en un colectivo a comprar para cenar en noche buena un pollo a la brasa para toda la familia ( que no éramos pocos), y yo le dije…..’¿Un pollo?; si en navidad se come pavo y usted me dijo”hijo en la vida mas vale comerse un pollo tranquilo que un pavo asustado”. Son esas enseñanzas, muy suyas, la que lo definen como el Jurista que es y que van más allá de las aulas universitarias les procuro retrasmitir a mis alumnos, y hacen de usted todo un ejemplo para quienes somos sus discípulos. Ejemplo que lo hace trascender en el tiempo.
Enhorabuena por tu Candidatura y éxitos, Papá.
Juan Carlos Portocarrero Zamora.
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